En el caso particular del Perú, es indudable que, al igual que en todas partes, ha tenido trovadores de toda clase según su devenir histórico. En la época prehispánica cuenta Garcilaso que, en el imperio incaico, esta función la ejercían ciertos poetas ambulantes denominados en quechua como "arawix". Es obvio que deben haber habido infinidad de formas y variantes de cantantes e intérpretes de la historia y acontecimientos andinos. Ya en la época hispánica surgen varios movimientos de expresión popular como el llamado Taki Onqoy; éste era una danza acompañada de letras de carácter reivindicativo y venía a ser subversiva para la colonia (puesto que quienes participaban en ella eran trovadores-bailarines que iban de pueblo en pueblo recordando lo grande que había sido el imperio incaico y de cómo tenía que hacerse para regresar a él, expulsando a los españoles; se trataba, entonces, de una “música protesta”, razón por lo cual fue combatida y suprimida). También existieron otros tipos de músicos trashumantes quienes, cargando sus arpas, violines, vihuelas y guitarras, compusieron una serie de melodías, historias y poemas que, hasta la fecha, se recuerdan sin que se sepa el nombre de sus autores. Hoy se puede ver a esos trovadores pero principalmente en las zonas más humildes y apartadas de las grandes urbes: en las caletas de pescadores, en los pueblitos del interior y en los villorrios. También es posible encontrarlos en alguna feria popular, en eventos familiares o en los bares y cantinas amenizando alguna reunión. Pero, como es de esperarse, sus apariencias no encajan con lo que industria de la música exige, motivo por el cual no se les reconoce oficialmente como “artistas” sino solo como “músicos populares”. Sin embargo, a pesar de ello, irónicamente sus creaciones constantemente están alimentando al "star system", el cual se encuentra conformado por los intérpretes que sí se incorporan a las estructuras reguladas del sistema. Por eso es que se dice que la verdadera inspiración siempre “viene del pueblo y va hacia él” (José Carlos Mariategui, politico peruano). Pero eso sí: la industria del disco no acepta canciones con letras comprometidas que tengan algún tinte político o reflexivo. Rara vez logra darse algo así y eso solo cuando un determinado fenómeno es ya imposible de ocultar (como el caso de la canción “Flor de retama” del trovador Ricardo Dolorier, que fue un popular huayno-himno en la época de la subversión del grupo maoísta Sendero Luminoso). Quiere decir que los trovadores-músicos-poetas del pueblo siempre existen, pero viviendo al margen de los medios de comunicación, transmitiendo sus mensajes para unos cuantos privilegiados que los saben valorar y escuchar. wikipedia
cursos de organeta bogota
clases de organeta bogota
No hay comentarios:
Publicar un comentario