La seguridad de haber realizado una maestría y un doctorado en artes musicales en The Juilliard School, la experiencia de haberse presentado en los escenarios más importantes de la música, como el Carnegie Hall y el Lincoln Center, y la tranquilidad de viajar acompañada por su pequeño hijo a todos los rincones del mundo, hacen que su presencia sobre el escenario sea más que impactante.
Esta artista norteamericana sabe explotar su belleza. No en vano ha realizado sesiones de fotos para importantes revistas en los Estados Unidos, ha protagonizado comerciales de televisión y su imagen ha estado impresa en divulgados avisos de marcas internacionales. Camina con elegancia siempre portando su instrumento, un cello William Forester de 1786, se acerca al público que tiene en frente y al que la aprecia desde sus hogares, toma asiento, abre las piernas y extrae de su amante de madera las notas más melodiosas de los compositores clásicos, pero también los acordes más arriesgados de los denominados autores contemporáneos. el espectador
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